sábado, 9 de octubre de 2010

Respeto, se habla andaluz.

               Una de las experiencias más enriquecedoras de las muchas que tuve en mis años de Universidad, fue, quizás, la asistencia a unas jornadas sobre hablas andaluzas. Si alguna vez tuve algún atisbo de complejo sobre nuestra forma de hablar, en aquellos días se me eliminaron todos del todo. Definitivamente se me desterraron posibles prejuicios que me pudieran llevar a pensar que la cultura y la erudición eran cuestiones de lugar de nacimiento o formas con las que los sonidos salen de nuestra boca. Ejemplos no faltan al respecto.

               Demasiados años, pensé, con el yugo a cuestas, lo que ha provocado que los andaluces, a veces, podamos sentir vergüenza de nuestra forma de hablar. Demasiados desprecios, demasiadas mofas, demasiada curvatura de cerviz para encima agradecer sentirnos eso, dignamente vapuleados. A Dios gracias las cosas han cambiado para mejor, pero aún hoy podemos presenciar (por mi parte, como un mero espectador de circo o cine cómico) cómo desde ciertos sectores aún siguen con la misma machaca. Politicuchos o pseudo-intelectuales de pacotilla que utilizan el profundísimo argumento del acento o forma de hablar de alguna comunidad para justificar Dios sabe qué cosa. Para otros supone un filón para conseguir su minuto de gloria y así salir del anonimato, que de todo hay en la viña del Señor.

               Hoy, la noticia de la contestación del futbolista Sergio Ramos a un periodisto..perdón... periodista que espetaba a otro jugador a que le contestara en catalán, ha destapado otra vez la caja de los truenos en esto de las lenguas, dialectos, hablas, nacionalismos, etc. Por mi parte el tema es más sencillo de lo que algunos quieren hacernos ver: cada cual hable como quiera y pueda, el fin primordial, diría que único, de las lenguas es la fluida comunicación con nuestros semejantes. Todo lo que salga de ahí es mera chulería. Hablando en morse: Yo soy bilingüe, tu no; uno de mis idiomas coincide con el tuyo, por consiguiente nos comunicamos con el que es comun a ambos. Ejemplo al canto: Si yo hablara y entiendiera perfectamente el Inglés, no veo el por qué exigirle a un amigo ingles que me hable en castellano, y viceversa; estaríamos hablando, entonces, de falta de conocimientos académicos por parte de un interlocutor. Pero claro, en esto como en todo, hay que distinguir entre la falta de conocimientos y la falta de educación.

                Dejo unos videos que me resultan, a pesar del escenario, auténticas clases magistrales:

http://www.youtube.com/watch?v=B3bDd-4a4cw&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=vBprQMRAhjs&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=5po3PmnpMxc

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